Jorge Vigara es un animador senior madrileño que vive en Canadá, ya que trabaja para Sony Pictures. Ha participado en largometrajes como Hotel Transylvania, Gru: mi villano favorito o Los Pitufos 2, entre otros, además de "darle" a la ficción de imagen real como cortometrajista. Sin duda, una persona que hay que seguir muy de cerca.
Resulta que hace tiempo impartió unas charlas por videoconferencia
sobre diversos temas relativos a la animación, con discursos realmente
interesantes especialmente para los que quieran dedicarse a este mundo.
Tanto si quieres dedicarte a la animación en sí, como a cualquier otra
profesión relacionada con este sector, creo que son de lectura muy
interesante, ya que ahora las ha recogido por escrito y ha añadido algunos apuntes. Cuento con su beneplácito para compartir su gran trabajo instructivo.
Para hacerlo más ameno, iré publicándolo por entradas, y si es necesario, añadiendo algunas referencias.
Espero que os sirva tanto como a mí.
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Prólogo
Durante los días 27 y 28 de abril, el
4 , 5, 11 y 12 de mayo del 2013 tuvieron lugar unas charlas por
streaming bajo el título Hablemos de animación. El objetivo
era atender a las principales dudas y preguntas que durante varios
días recogimos en el grupo de Facebook: Spanish Animators
relacionados con los aspectos profesionales, artísticos y personales
de la industria de la animación, y mi visión de ellas.
Pese a algunas dificultades técnicas
tuve el placer de poder reunirme en ocasiones con más de 130 colegas
animadores, estudiantes y entusiastas del sector con los que comparto
mi pasión por esta cambiante, pero aún joven y excitante profesión.
Aquí quedan los apuntes que durante
varios días preparé, pero no exentos de cambios. La vida sigue y
cada día aprendo algo nuevo, por lo que me he permitido el lujo de
cambiar o añadir algunas de las cosas que en su momento dije. Todo
con ánimo de que sigan siendo palabras que hoy pueda defender, pero
sobre todo que sean palabras de reflejo de mi interior y experiencia.
Pese a que ya en su día agradecí el
pasar por aquellas charlas, no quiero dejar escapar la ocasión de
volver a hacerlo, ya que durante varios días después seguí
recibiendo los agradecimientos y emoción de muchos de los que
asistieron a las charlas. A Calvosaez, Christian, Raúl, Julián,
Miren, Andrei, Mati, Carles, Diego, Tomás, José Francisco, Marco,
Sergio, Sara, Jordi, Albert... y a todos los demás que me dejo,
gracias de todo corazón. Tengo la suerte de conocer a muchos de
vosotros personalmente y quizás hayáis intuido que mi interés en
la animación va más allá de sus programas, el lápiz y el papel.
Cada día más procuro comprometerme con el factor humano que existe
detrás de cualquier disciplina artística, es por eso que cada
e-mail recibido, cada mensaje privado por Facebook, etiquetas,
menciones y demás son profundamente enriquecedoras y valoradas.
Esto es por todos nosotros y por una
industria mágica. Que esta fábrica de fantasías en la que vivimos
se sustente en la creatividad y en nuestros sueños más profundos.
Mis mejores deseos a todos.
Jorge Vigara
Antes de empezar...
¿Por qué os queréis dedicar a la animación?
Y me gustaría concretar: ¿Os gusta
la animación, como tal, o estáis enamorados de aquellas películas
o videojuegos que os marcaron de jóvenes y por ende, queréis
trabajar en esas producciones de mano de esos estudios?
Esta pregunta ha venido a mi cabeza
después de varios años viendo como compañeros de profesión
claramente se dedicaban a esto precisamente porque su meta era sin
más llegar a trabajar en alguna de las compañías que forman parte
de la 1ª liga de la animación en Hollywood. He podido escuchar "Yo
quiero trabajar en Disney por que a mí El rey León me marcó",
o "quiero llegar a Blue Sky porque su calidad de animación es
la mejor " más veces que simplemente “animo porque dibujo
desde que era un niño pequeño". No quiero con esto dar la
impresión de que sea bueno ni malo, pero no deja de llamarme la
atención.
De hecho yo he sido uno de ellos, pese
a dibujar desde que soy un mico, y no fue hasta el día que vi Ratatouille cuando caí en el craso
error en el cual estaba basado mi enfoque en esta profesión. Es una
película que me fascina, pese a toda la controversia que ha
provocado. Cuando la vi me hizo sentir una sensación muy difícil de
expresar y que a día de hoy aun recuerdo cada vez que veo un frame de esa película o escucho algo
de su banda sonora . Era algo así como una enorme satisfacción y placer por lo tan
adentro que esa película me llegó, pero al mismo tiempo una enorme
decepción y algo de tristeza. ¿Como puede ser que algo que me
gustara tanto, me provocara eso? Muy sencillo, porque me di cuenta
de que no trabajé en ella. A partir de ahí, y de conversaciones con
otros colegas que sentían lo mismo en ocasiones, fue donde empecé a
caer que todos esos años atrás había enfocado de una manera
equivocada mi profesión, a la que yo considero una forma de vida. Hasta entonces estaba siendo
una forma de vida basada en una expectativa, en simples
comparaciones. En un final. No estaba prestando atención al camino
que posiblemente me llevara eso, y es por eso que decidí cambiar la
manera de verlo.
Esto es muy común por parte de cabezas
de estudio que tienden a compararse y querer conseguir los mismos
productos con las mismas experiencias que aquellos grandes del otro
lado del océano. Y quizás por eso, entre otras cuestiones,
terminan con resultados negativos en sus intentos de éxito
internacional. Compararse al nivel tal en el que uno se auto-exije a
si mismo querer ser aquello que ya fue y se hizo en otras
circunstancias y por otras personas es lo que hace que nos neguemos a
nosotros mismos como creativos o como artistas. No creo perjudicial
el tomar por referencia y usar el arte de otros como método de
motivación y empuje, pero sí el momento en el que tendemos a
compararnos y tapar nuestra visión, intuición y creatividad
visceral. Ese ansia de vivir o de conseguir ser lo que otros han
sido o hicieron nos condena a nosotros mismos. No olvidemos que esta
profesión, deriva de una acción artística, y eso significa que
nuestro trabajo es un producto de una acción interior, de
inquietudes y ganas de crear algo con nuestras propias manos. De
nuestras propias inquietudes. De nuestro propio yo.
Otra pregunta que quisiera hacer, y que
creo consecuencia de lo anterior es:
¿Disfrutáis cuando estáis animando?
Desde luego, siempre habrá momentos en
los que la herramienta revienta, pierdes algún archivo o incluso
algún cambio u opinión no sienta del todo bien. Eso es aceptable,
pero aparte de estas cuestiones intrínsecas al medio... ¿disfrutáis? He escuchado mucho aquello de "esto no me sale",
"el lead/supervisor me tiene manía", "esta
serie/película es una mierda" , "el rig no funciona bien", "es que a mí no me han dado un plano bueno"... Y muchas
otras cuestiones que hacen que al final algunos sientan que para
ellos sea más un proceso de sufrimiento antes que un placer.
Finalmente, al acabar el plano muchos se sienten satisfechos y se
regocijan del resultado, y creen que tanto sufrimiento merece la
pena. Obviamente cada uno decide sus maneras de trabajar, pero el
problema viene cuando aun sufriendo, ni siquiera terminan
satisfechos.
Relaciono esta pregunta de si
disfrutáis con la anterior de "¿por que animáis?", porque
precisamente el sufrimiento viene condicionado de la comparación y
la expectativa. Estas expectativas suelen ser factores externos a
nuestro trabajo, como el "ya verás, este plano lo va a petar"
, "con este plano me van a pillar en este estudio"…
Con esto no quiero decir que esta serie
de ideas no puedan ser cumplidas (aquí entra el factor de la
confianza, y de esto hablaremos más adelante), el problema es cuando
dirigimos nuestro trabajo hacia esas expectativas. Nos olvidamos de
lo que podemos aprender, del placer del proceso, del querer jugar y
navegar en las ideas y de las millones de posibilidades que podemos
realizar . Nos olvidamos incluso hasta de hacerlo bien, y empezamos
nuestros planos diciendo "voy a hacer algo guapo" sin ni siquiera dedicarle
una pensada si eso es de verdad lo que nos conviene o lo que mejor
funciona . Tendemos a obsesionarnos con que el valor de nuestro
trabajo será bueno o malo según la circunstancia externas a
nosotros ( lo dicho: el rig, el modelo, la calidad de animación de
la producción, el supervisor...) y nos olvidamos de que realmente
depende enteramente de nosotros. Estos conceptos no son malos, ya que
como veremos puede formar parte de nuestra estructura de confianza
que nos permita dar lo mejor. El problema es cuando son pensamientos
aislados y nos centramos únicamente en conseguir un buen plano para
la reel.
Según mi opinión esto en parte
también tienen algo de culpa las crecientes escuelas de animación (muchas online) en la que hacen pensar a cada alumno que cada plano
que hacen en la escuela o durante un proceso de aprendizaje va a ir a
parar a su reel. Esto crea una cantidad de presión brutal,
sobre todo para aquellos profesionales de joven experiencia que beben
de estas escuelas, ya que no se alberga la posibilidad de fallar. O
haces un gran plano para poder meter en tu reel (o lo más
perseguido: en la reel de la escuela) o estás perdido. Y eso no
puede ser así. Ya que fallar es vital.
Por eso, una de las primeras cosas que
trataremos en las minicharlas será el tema de la actitud, la
motivación, la confianza y demás... ya que la experiencia me ha
enseñado que por encima del talento que tengamos, lo que prima es
nuestra actitud y cómo enfoquemos nuestra posición ante la animación
(o incluso puedo atreverme a decir que ante cualquier otra disciplina
artística que forman parte de un mercado de negocio).
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